Cuando dio inicio en la independencia y las diferentes batallas por la independencia del país, el ejército insurgente tuvo numerosas victorias, pero probablemente esto se debía en gran manera el factor sorpresa que en esos momentos se manejaba, habiendo iniciado todo el movimiento a mediados de septiembre de 1810; la Batalla de aculco fue una de las primeras que perdió el ejército insurgente, quienes fueron tomados prácticamente por sorpresa después de haber ganado recientemente una batalla.
El cura Miguel Hidalgo, que también era el comandante general del ejército insurgente, había logrado una gran victoria en la batalla del monte de las cruces el 30 de octubre de 1810; luego de esta victoria ordenó a las tropas retirarse y precisamente en el camino de su cambio de rumbo fueron sorprendidos. Tan sólo había pasado una semana cuando el 7 de noviembre de 1810 el brigadier Calleja le dio alcance a las tropas de Hidalgo cuando venía de movilizar sus tropas desde San Luis Potosí.
Perdidas y derrota en la Batalla de Aculco
Fue precisamente el haber escuchado los rumores de que estos dos líderes insurgentes se encontraban dentro de la multitud, lo que hizo que el brigadier Calleja tomara la decisión de ir en busca de ellos; se dice que la información que le llegó a Callejas decía que la multitud ni siquiera portaba armas y que solamente eran grupos informales que aparentaba ser regimientos.
La igualdad militar en esta batalla fue bastante, ya que el ejército insurrecto contaba con 4000 hombres sin experiencia alguna y aproximadamente 16,000 milicianos; por otra parte, el ejército realista contaba solamente con 9000 hombres, pero todos y cada uno de ellos eran bien entrenados y 7000 de estos llevaban caballos, aparte de que también tenían disponibles 12 piezas de artillería.
En la mañana de aquel 7 de noviembre los realistas iniciaron el enfrentamiento y el ejército insurgente huyó casi de inmediato al verse amedrentado completamente por el nutrido fuego de artillería que estaban recibiendo; fue una de las batallas que dejo peor saldo para la insurrección, pues estamos hablando de que en el bando insurgente hubieron 200 muertos y 600 prisioneros, al mismo tiempo que los insurgentes al ver perdida la batalla liberaron a dos importantes prisioneros de guerra, Raúl Merino y García conde.
La anteriormente mencionada fue la pérdida humana, pero en cuanto a materia prima para continuar con la guerra para aquellos regimientos insurrectos, también hubo mucha pérdida; aquel día desistieron de ocho cañones, 50 balas de hierro y 40 botes de metralla, también de 11 cajas de pólvora, 300 fusiles, un carro con víveres y probablemente lo más importante en aquellos tiempos para mantener al pueblo alimentado en las constantes cruzadas, 1300 reses y 1600 carneros; también perdieron varios carros comedidos, carruajes para jefes principales y 200 caballos que se utilizaban para la batalla.
Todo aquel que fue tomado por prisionero luego fue también fusilado por Calleja.