La caida tenochtitlan – Conquista de México

La Caída de Tenochtitlán es una de las historias más crueles en la historia de la conquista mexicana. Decenas de miles de muertos, un asedio que duró meses y posteriormente la caída de la capital de un imperio que le pudo enseñar mucho más a un mundo que se sumía en interminables guerras entre poderosos y resistencia.

La caída de Tenochtitlán se puede resumir con los siguientes acontecimientos:

– Negociaciones entre facciones locales opuestas al Imperio Azteca, división en las propias filas mexicas por los distintos líderes que se alzaban por la muerte del emperador supremo y Hernán Cortés.
– Batallas entre aztecas, uno a favor de Cortés y otros a favor del Imperio Mexica. Mientras tanto los españoles saqueaban y devoraban todo a su paso.
– El sitio de Tenochtitlán.

La caída del Imperio Mexica

La caída Tenochtitlán

Para abril de 1519 Hernán Cortés, quien hasta hacía muy poco fungía como Jefe de la Magistratura de Santiago de Cuba, fue rumbo a tierra continental en búsqueda de esclavos. Al llegar y gracias a sus estudios militares, enclavó un fuerte llamado Veracruz con tan solo 450 hombres bien armados.

Cortés se encontraba en tierra mexicana por órdenes del gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Este primero quería ver qué conseguía el intrépido marino en su expedición, ya que se había corrido rumores de grandes riquezas en lo que ya llamaban Yucatán.

El ímpetu y ambición de Cortés hicieron que Velázquez revocara la autoridad que le permitía seguir dirigiendo expediciones en tierra mexica. De hecho este último le ordena a Pánfilo de Narváez que dirija un batallón compuesto por 3 mil hombres para dar con su paradero, arrestarlo o darle muerte.

Las conquistas que ya había hecho Cortés en tierra mexica, las ofrendas que había recibido por parte del Imperio Azteca y todo el territorio que había tomado, se hizo del conocimiento público y Velázquez quiso quedarse con todo. No obstante el primero con no más de 300 hombres y el enviado a matar con 3 mil se enfrentaron a campo abierto y Cortés salió victorioso.

Pasaban los meses y Cortés seguía avanzando en tierra mexica. Su dotes estratégico-militares le permitieron unir en un solo objetivo tribus enemigas del Imperio Azteca para así formar un puño de acero que terminaría extirpando el corazón de esa civilización.

Tanto marcharon las huestes de Cortés que al fin dieron con Tenochtitlán. Moctezuma por un instante creyó que podía tratar con el marino de hombre a hombre, pero este último lo tomó por sorpresa, a él y a su guardia sometiéndola por completo y poniendo a su servicio el Emperador del Imperio Azteca.

Fueron pasando los meses y los mexicas se terminaron agotando de que Moctezuma cumpliera con todas las peticiones de Cortés. Ofrendas, impuestos y hasta sacrificios en nombre de la corona española. Las torturas, asesinatos y violaciones por parte de los españoles a las mujeres aztecas fueron condenadas hasta el punto de la sublevación mexica que dio con la huida de Cortés y casi su muerte. Si ahí hubiera yacido ese hombre quizás se hubiesen salvado decenas de miles de vidas que pronto sucumbirían ante su ira.

La conquista de Tenochtitlán

El asedio español a la ciudad imperial no tuvo grandes movimientos de españoles, lo que sí tuvo fue una serie de decisiones acertadas por parte de Cortés que obligaron al líder azteca, Cuauhtémoc, a atrincherarse en lo más profundo de su ciudad para así resguardar lo que quedaba de integridad del imperio mexica.

Con no más de mil españoles bajo su mando y con una fuerza de no menos de 200 mil indígenas en tierra, Cortés sitió la ciudad imperial tomando sus costas, cortando sus pasos de suministros y esperando a que el hambre y la enfermedad mermaran la conducta de unos mexicas que esperaban impacientes la entrada del enemigo.

Luego de 80 días de intenso asedio, de bombardeo continuo y de un hambre que dejó más de 50 mil muertos dentro de la ciudad, Cortés derribó los muros de Tenochtitlán solo para completar una masacre que se pudo evitar con el solo aviso de querer hacerlo. La lucha casa por casa se dio hasta que ya no quedó un hombre con edad para luchar vivo.

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