La ✓✓ Decena Trágica, un hecho lamentable en la historia mexicana que dejó como resultado la muerte de Francisco Madero y José María Pino Suárez.
Antecedentes de la Decena Trágica
Manuel Mondragón fue el encargado de comandar un grupo de rebeldes que el 9 de febrero de 1913 se disponían a derrocar al presidente Francisco I Madero, el mismo que había logrado la renuncia de Porfirio Díaz 3 años antes con el inicio de la Revolución Mexicana y su famoso Plan de San Luis.
Comenzando en la Ciudad de México, este grupo de insurrectos se dirigió a liberar a los generales Bernardo reyes y Félix Díaz, además de asaltar varias localías gubernamentales en busca de apoderarse de la ciudad.
Victoriano Huerta, nombre clave en este proceso, fue el encargado de asumir como general de las tropas de Gobierno, designado por el propio Francisco I Madero, sin embargo, también fue el traidor del Propio Madero, acción que trajo la muerte del presidente, su hermano y el vicepresidente también.
El proceso comenzó en la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan, donde un grupo de cadetes comandados por Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, los dirigieron al Palacio Nacional, en busca de comenzar la gesta para derrocar a Madero, por lo que se apoderaron del lugar y secuestraron a Ángel García Peña. Este hecho fue controlado por fuerzas del gobierno que en algunas horas recuperaron el lugar y sacaron a los insurrectos, el mismo 9 de febrero que comenzó todo.
Luego de replegarse, una mala decisión de Bernardo Reyes al encontrarse acorralado causó que perdiera la vida en un tiroteo, acto en el que el general Villar resultó herido y causó que Huerta quedara a cargo de sus responsabilidades.
Aislados en La Ciudadela, un depósito de armas y municiones, los rebeldes acabaron con cerca de 500 hombres enviados por Huerta en una acción poco lógica en la mañana del 10 de febrero, acto que terminó con una reunión de Huerta con los rebeldes al final de la tarde, en busca de derrocar a Madero y completar la traición, simulando que los rebeldes estaban acorralados.
Durante las próximas 48 horas los enfrentamientos con balas fueron constantes y cada vez más catastróficos, con el añadido de que Huerta fue descubierto pero aun así, Madero, confiando en aquel traidor y su palabra, decidió reafirmar su cargo, por lo que este se aprovechó de dicha confianza y enviaba a los soldados por caminos ya estudiados por los rebeldes, un completo suicidio.
En estos enfrentamientos, una cárcel cercana sufrió daños y a la postre muchos presos escaparon tras un motín, por lo que de esta manera se unieron más efectivos a las tropas rebeldes. Estos actos desencadenaron que Henry Wilson, embajador estadounidense y enemigo abierto de Madero, enviara un informe exagerado a su país con respecto a las acciones del Gobierno, para promover una intervención.
La petición fue tomada en cuenta, mientras el propio Wilson seguía buscando apoyo en el parlamento europeo con más mentiras acerca de lo sucedido, por lo que el Gobierno lucía incapaz ante los hechos y parlamentarios y ministros de todo el mundo exigían a Madero la renuncia, hecho al que el presidente se negaba.
Ante los hechos, la desconfianza de Madero comenzaba a aumentar, por lo que confrontó a Huerta mientras este sólo anunciaba que era parte de un plan para concentrar a los rebeldes y aniquilarlos juntos a todos, esto convenció a Madero, incluso a pesar del anuncio que le hizo Juan Sánchez Azcona sobre una reunión entre Huerta y los simpatizantes de los golpistas Alberto García Granados y Enrique Cepeda.
Siguieron los enfrentamientos y de nuevo descubrieron a Huerta, esta vez, Gustavo Madero, hermano del presidente, que se encargó de darle captura y llevarlo hasta el presidente para informarle. Ante francisco, Huerta negó las acusaciones e indicó que en 24 horas estarían capturados los rebeldes, un hecho que convenció a Madero y decidió liberarlo para darle el tiempo solicitado, a la vez que invitó al traidor y a su hermano Gustavo, a reunirse para limar asperezas. Todo esto, luego de que Huerta fuese propuesto como Gobernador General de México por parte del Gobierno estadounidense, incluso, el hecho fue aceptado por el propio Huerta ante las dudas de Madero.
Llegó el día 18 de febrero y todo estaba a pedir de boca para los golpistas. Aureliano Blanquet, hombre de confianza de Huerta, ordenó el arresto contra Madero y el vicepresidente, Pino Suárez, que se encontraban juntos en una reunión y fueron sorprendidos por las tropas rebeldes que además, al presentarse una escena violenta y de resistencia, intercambiaron disparos donde algunos lograron escapar y otros, que también fueron arrestados como Adolfo Bassó, resultaron heridos. Marcos Hernández y el Coronel Riveroll perdieron la vida en el hecho. Durante este acto, el hermano de Madero, Gustavo Madero, también fue arrestado en un restaurante.
Enterado el cuerpo diplomático de Estados Unidos, las celebraciones comenzaron en La Ciudadela, que entre licor y disparos se dejó llevar y las emociones llevaron a un trágico final. Ante la necesidad de la renuncia de Francisco Madero y Pino Suárez, Huerta entregó a sus soldados a Gustavo Madero y Adolfo Bassó, el primero, fue torturado al arrancarle el ojo que le quedaba sano, herido de bala más de treinta veces y mutilado y quemado después de muerto, por su parte, Bassó ordenó a los soldados que le fusilaran, acto al que accedieron sin chistar en ningún momento.
En busca de preservar la seguridad de Madero y Suárez, el gobierno de Cuba ofreció asilo y transporte a la isla para ambos, hecho al que después de largas discusiones accedieron y firmaron su renuncia. Sin embargo, en previsión a un nuevo levantamiento armado de Madero, huerta accedió a quitarle la vida a ambos, que se efectuó en una simulación asalto donde Madero recibió un disparo en la cabeza y Pino Suárez, fue acribillado con 13 disparos.