Tratados de teoloyucan

Luego de la Decena trágica, en la que huerta traicionó a Madero hasta derrocarlo y de hecho, ser cómplice de privarle la vida, muchos gobiernos del mundo no quisieron reconocer tal mandato, incluyendo gente dentro de México, que al entonces presidente le llamaron Usurpador, en referencia a su ilegítima investidura tomada bajo traición y homicidio.

Pasado esto, los hechos lejos de calmarse siguieron presentando motines, rebeliones y levantamientos, ahora con más complicaciones, ya que estaba el bando porfirista, los adeptos al gobierno del asesinado Madero y los simpatizantes de Huerta, todos enfrentados bajo el mismo fin, el control de México.

Muchos fueron los ataques y contras que tuvo Huerta en su contra, por lo que cada vez se hacía más complicado permanecer en el poder y fue así como cedió el puesto a Francisco Carvajal, que por su parte tampoco duró mucho en el cargo y decidió negociar con los rebeldes que pretendían quitarlo del puesto, liderados por Venustiano Carranza.

Tratados de teoloyucanEntre los puntos que exigían los rebeldes, estaba el hecho de liberar la capital y disolver por completo las tropas del ejército federal, dando paso a una fuerza constitucional que se hiciera cargo de las armas y demás responsabilidades concernientes, evitando más derramamiento de sangre y establecer un gobierno capaz de resolver esta crisis que se vivía en México.

Carvajal, presidente interino luego de la renuncia y exilio de Huerta, intentó aplacar tales peticiones pero al darse cuenta de lo absurdo de su planteamiento y de la más que probable victoria revolucionaria ante sus tropas, decidió no ceder para entregar el poder que heredó y alejarse del cargo.

Y de esta manera se dispuso el 9 de agosto la entrega de la Capital, misma que tras la firma de un tratado, sería desalojada por completo y pasaría a disposición de Carranza, líder revolucionario del ataque al gobierno. Tras la elaboración de los documentos que establecían estas disposiciones, Carvajal junto a un grupo de diplomáticos de todo el mundo se dirigió a Teoloyucan a la firma de tal tratado el 13 de agosto, junto a un enviado de Carranza y más diplomáticos.

Los Tratados de Teoloyucan exponía de forma clara dos cosas:

Liberar y desalojar la capital por completo, eliminando así cualquier cuota de poder o mando por parte de la gente de Huerta o en su defecto, el interino Carvajal, dando paso a las decisiones que tomara Carranza sobre el lugar y a la postre, sobre la nación, en busca de apaciguar la situación expuesta en México tras varios años de enfrentamientos bélicos y desorden en las calles con saldos de víctimas fatales muy altos.

Disolución del ejército Federal, enviando cada soldado de estas tropas por todo México, desde la Capital hasta Puebla, movilizándolos en tren a cada uno de sus destinos, donde esperarían que las tropas del ejército constitucional formado se dirigiera a retirarle sus armas en busca de restablecer el orden deseado.

Estos tratados significaron el triunfo de la revolución constitucionalista, donde resaltan los triunfos de Villa como Jefe de la División del Norte del ejército Constitucional al tomar Ciudad Juárez, Torreón y Zacatecas, mientras que Obregón, Jefe de la División del Noroeste del mismo ejército, tomó Culiacán y Guadalajara. Ante tal presión, el gobierno usurpador y su interinato no vieron más opción que claudicar.

Sin embargo estos actos no habrían tenido mayor fuerza sin el empuje de Carranza, líder intelectual de las acciones que se desencadenaron gracias al poder que obtuvo en el Plan de Guadalupe, donde afirmaba de manera frontal e irrefutable que el gobierno de Huerta no era más que una farsa, por lo que sin lugar a dudas, las masas que habían derrocado a Porfirio Díaz bajo el liderazgo de Madero, se levantaron de nuevo en apoyo de Carranza, que ahora quería recuperar el control de México y cerrar una etapa gris en la historia del país.

El acta mencionada fue realizada con dos copias, una para cada bando, donde de manera clara incluía como se llevaría a cabo el desalojo de la capital, así como el desarme del ejército Federal, siendo este último el plan más importante y principal del tratado, con el que se buscaba restablecer las garantías del país y un ejército a disposición del pueblo y no de un grupo específico.

Además de los dos apartados mencionados, en el tratado estaba expuesto que al integrarse al poder el ejército constitucional y sus líderes, estarían bajo sus órdenes los cuerpos de policía y seguridad del país, por lo que evidentemente aquellos golpistas dirigidos por Huerta en su momento, no tendrían más opción que escapar, como lo hizo él, o quedarse en el lugar bajo el nuevo mandato, que sin duda reflejó la victoria de las clases sociales más necesitadas y la rectificación de aquellos que en algún momento apoyaron a Madero y se desviaron a medio camino.

De manera evidente, Carranza fue el elegido para llevar las riendas del país y comenzar a trabajar en las reformas agrarias exigidas por las zonas populares, sin embargo, una vez en el cargo, al igual que a Madero se le presentó la dificultad y lucha de intereses llevada por los terratenientes que poseían aquellas tierras en latifundio, por lo que la mano dura debía ser más bien blanda y ciertas acciones, condenaron también a Carranza.

Fue así como Francisco Villa y Emiliano Zapata comenzaron a desconfiar de la capacidad y sinceridad de Carranza, con el aliciente de que Zapata no fue invitado a la firma de los Tratados de teoloyucan. Ante el hecho, Carranza armó la Convención Revolucionaria, donde se reunió con todos los líderes y esa misma junta, decidió reconocer al primer jefe de la nación.

Ante el hecho, Carranza consciente de la poca confianza que podía depositar en Villa y Zapata, no tuvo más remedio que ahora enfrentarse a ellos, por lo que de la misma manera que se cerró un capítulo sangriento en la historia de la revolución en México, al mismo tiempo se comenzaba a escribir otro, en el que de nuevo los líderes y sus desencuentros dejaban en medio al pueblo.

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