La bandera de los Insurgentes, fue por primera vez usada durante la Guerra de Independencia de México. Los llamados Insurgentes usaron diferentes estandartes, banderines, banderas y otros en donde se podía ver la imagen de la Virgen de Guadalupe.
La Virgen de Guadalupe, es conocida por todos los católicos, como la patrona del pueblo mexicano, por eso fue llevada a librar con ellos todas las batallas para la lucha de la independencia de este país. Otra variación era un águila posada en un Nopal, este era el símbolo de la nación para la época.
Sin embargo, cuando se fue acercando el momento de la gran batalla, la contienda final, decidieron cambiarla por algo un poco más representativo, con mucha más fuerza y que levantara el ánimo de todos los que estaban en el movimiento Insurgente.
Por ello, la decisión fue cambiarla a una bandera con tres franjas verticales, que tienen los colores, blanco, azul y rojo y no tenía ningún tipo de escudo o leyenda en todo su esplendor. Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero se dieron ese famoso abrazo de Acatempan en 1821, juntos se aliaron para vencer a los españoles y a lograr de una vez por todas, la independencia del país.
En el año 2010 (a 200 años de la independencia de México), en un acto e intercambio amistoso y cultural entre nuestro País México y España, nos devuelven las 2 primeras banderas de la insurgencia. Estas banderas las mando a elaborar Ignacio Allende (fue el primer soldado de la Nación), estas banderas las tuvieron como insignia los primeros insurgentes para iniciar la guerra.
El símbolo de la fundación de Tenochtitlán y la virgen de Guadalupe eran las 2 señales mas fuertes del pasado y los temas esenciales de los mexicanos.
Estas banderas estuvieron en el levantamiento con el primer ejercito insurgente que salio de San Miguel el Grande, entraron victoriosas a Guanajuato, a Valladolid (hoy Guanajuato) y Guadalajara.
Estuvieron presentes en la toma de la alhóndiga de Granaditas y en el triunfo de la batalla del monte de las cruces.
Estuvieron también presentes en las batallas de Aculco y el Puente de Calderón, donde los realistas las tomaron como botín de guerra y las mandaron a la península.